Si hay algo que nunca vamos a poder negarle al futbol argentino es su tolerancia. Podrá no tener las mejores canchas, ser un poco (?) inseguro a causa de los barras y, actualmente, algo mezquino desde su juego. Por eso, cuando el mundo le volvía abrir las puertas a Sudáfrica que superaba lentamente el apartheid, Ferrocarril Oeste se las abría a Teophilus “Doctor” Khumalo. Un sudafricano desconocido en esta parte del mundo.

Nacido en el ambiente deportivo y guiado por su padre, el doctor debuto en el año 1987 con 20 años jugando para el Kaiser Chiefs. Se acomodó rápido en el primer equipo y se convirtió en ídolo. Pero la ambición y las ganas de progresar llevaron al “Doctor” (lo apodaban así por que estudió medicina, aunque abandonó) a ver nuevos horizontes. Esos horizontes fueron Caballito. Ferrocarril Oeste, para ser más precisos.

Acostumbrado a jugar con casi 50 grados en tierras sudafricanas el frio le jugó una mala pasada en nuestro país. Cuando él llegó era la temporada de invierno. En su cuarto partido entro en el segundo tiempo y se lesionó. Fue lo último que hizo en el futbol argentino, donde dejó un saldo de 4 partidos y 1 gol.
Se fue a los seis meses sin pena ni gloria. Jugo en el Columbus Crew estadounidense donde estuvo hasta el 97, cuando volvió al Kaiser Chiefs, su primer amor. Ahí jugó hasta que se retiró en el 2004. En el equipo africano jugó 380 partidos (record del club) y marcó 74 goles.
La camiseta de la selección recién la puso usar a partir de 1992, cuando se levantó el apartheid y la FIFA volvió a admitir a la Confederación sudafricana. Ganó la Copa de África en el 96 y jugó el Mundial de Francia 98. Llego a ser capitán y jugó 50 partidos.
Tras su retiro dirigió al Kaiser y a la selección Sub 17 de Sudáfrica. Para el 2010 fue uno de los embajadores encargado de promover el Mundial jugado en su país. Por este motivo visitó por pedido expreso del jugador la cancha de Ferro, donde declaro: “Aunque no lo crean me llevé mucho de aquí, y no sólo se trata de jugar al fútbol, sino de tener el corazón abierto y retribuir lo que uno recibe a lo largo de una carrera profesional jugando al fútbol”
Tras su retiro dirigió al Kaiser y a la selección Sub 17 de Sudáfrica. Para el 2010 fue uno de los embajadores encargado de promover el Mundial jugado en su país. Por este motivo visitó por pedido expreso del jugador la cancha de Ferro, donde declaro: “Aunque no lo crean me llevé mucho de aquí, y no sólo se trata de jugar al fútbol, sino de tener el corazón abierto y retribuir lo que uno recibe a lo largo de una carrera profesional jugando al fútbol”
Correcciones:
ResponderEliminarBien el posteo de la sección, otra vez.
El final es confuso.
Releer siempre, hay varios errores.